CIVARDI, GIOVANNI
El dibujo de la figura humana nos compromete a nosotros mismos, porcompleto: atañe a la emoción que sentimos frente al modelo mientrasobservamos sus características físicas y percibimos, alternándoloscon los nuestros, sus estados de ánimo. Quizá, de forma parecida a loque sucede en el "retrato", y con valores aún más sutiles yprofundos, observar el cuerpo de uno de nuestros semejantes provocauna especie de mirada también sobre su "fluir"interior y provoca casiuna reflexión o una "proyección"en él...No sorprende, por tanto, y esbien sabido, que desde los primeros balbuceos del sentir artístico yreligioso la representación del cuerpo humano ha constituido uno delos temas más elevados y significativos. El desnudo identifica alhombre en su esencia, quizá con itinerarios diversos en lascivilizaciones de Occidente y en las orientales: en las primeras, porejemplo, parece surgir, como rasgo distintivo, la tensión en elanálisis, en la descripción, en la anatomía y en la explicación de loorgánico, en la composición entre "generalidad"e "individualidad";enlas segundas, al contrario, predomina la atención por el fluir v